Notes from a visiting scientist (in English and Spanish)

Wait a minute… This looks familiar!

Looking at the Cascadia Subduction Zone with Chilean eyes
by Tamara Aranguiz

When I was driving around the Oregon Coastal Range as part of the team of volunteers for the Cascadia 2021 Project, I was not only enjoying the great views that the region offers, but was also experiencing a constant déjà vu while I was there.

I am a Chilean Geoscientist who grew up in the central valley of Chile, a long-skinny country that is located on the boundary between the Nazca and South American tectonic plates. The margin is a subduction zone where compression causes mountain building, active volcanoes, and a lot of earthquakes. As Chileans we have a long history of big earthquakes and were home to the largest seismic event of modern times: the 1960 Valdivia magnitude 9.5.

If this starts to sound familiar, I’m going to say: yes, it is like the Cascadia Subduction Zone! In other words, Oregon and Washington have a lot of similarities with my country.

In fact, if we go through the geographic domains in Chile and Oregon from west to east we find the same physiography: Coast, Coast Range, Valley and Volcanic Arc. The main cities are in the valley, characterized by flat areas eroded by rivers that allowed the settlement of agriculture and urban development.

Google maps terrain maps comparing Santiago and Portland located between two mountain ranges.

For those who have experienced being far from home, you know that is a normal process to miss what you are used to seeing and living. For that reason, for me having the chance to be surrounded by landscapes that remind me of my origin makes the transition much easier. However, even though the geography geologic setting of Chile and Cascadia are similar, there are also some big differences.

Can you guess what I’m missing the most from Chile? The answer is probably what mainly differentiates these two subduction zones and that is: earthquakes. In Chile, it is very usual to feel the shaking of earthquakes over magnitude 5 every month, and I can guarantee that the majority of the adult population has experienced an earthquake over magnitude 8. We are very used to feeling the seismic waves (you can really notice the S wave arrival), receiving tsunami alerts and continuing our lives after the shaking because it is part of our culture. I call it seismic culture and it is the result of multiple seismic events that became catastrophes in the past and the oral tradition of passing these experiences from generation to generation. Big earthquakes occurring frequently made us create a robust Seismic Building Code, where strict regulations allowed us to save lives and keep infrastructures without major damages. In other words, Chile has an advantage over Cascadia in terms of their population knowledge about earthquakes because basically every Chilean knows that earthquakes are going to happen suddenly and we have to be prepared for it.

Taking the huge seismic cultural contrast into account, and how difficult it is to teach people about earthquakes when they have never experiencing them, the scientists in the Pacific Northwest have big challenges for the Cascadia Subduction Zone. For years, many geoscientists have been working hard to better understand the structures, seismic hazards, and processes that are happening in the megathrust fault zone, and The Cascadia 2021 Project is an example of it.

As geoscientists living in the PNW region we can play an important role in our non-scientist communities by disseminating our knowledge about the potential for a 9+ magnitude earthquake and subsequent tsunami. In addition, taking a look into other active subduction zones areas like Chile or Japan, among others, can give us important signs about similar processes that could happen in Cascadia. Comparison is a great method of learning,  observations are an essential part of our training as scientists, and taking a broader view is always useful. It is important to include different perspectives on our research questions.

I will continue learning about Cascadia during my stay in the PNW, and I am sure that I will bring that knowledge home to Chile. Every time that I look at the Andes, the Cascades will be in my memories.

Espera un minuto … ¡Esto me parece familiar!

Observando la zona de subducción de Cascadia con ojos de chilena
por Tamara Aranguiz

Cuando iba manejando en la Cordillera de la Costa de Oregón como parte del equipo de voluntarios del Proyecto Cascadia 2021, no solo disfrutaba de las hermosas vistas que ofrece la región, sino que también vivía una especie de Déjà vu constante mientras estaba allí.

Soy una geocientífica chilena y crecí en el valle central de Chile, un país largo y delgado que se encuentra en el límite de las placas tectónicas de Nazca y Sudamérica. El margen es una zona de subducción, donde la compresión de las placas genera la formación de montañas, volcanes activos y muchos terremotos. Como chilenos tenemos una larga historia de grandes terremotos y somos el hogar de uno de los eventos sísmicos más emblemáticos: el terremoto de Valdivia de 1960 de magnitud 9.5.

Si esto comienza a sonar familiar, te voy a decir: sí, ¡se parece a la zona de subducción de Cascadia! En otras palabras, los estados de Oregon y Washington tienen muchas similitudes con la morfotectónica que tenemos en mi país.

De hecho, si observamos los dominios morfoestructurales de Chile y Oregon de oeste a este nos encontramos con la misma fisiografía: Costa, Cordillera de la Costa, Valle y Cordón Volcánico. En ambos lugares las principales ciudades se encuentran en el valle, caracterizadas por áreas planas erosionadas por ríos que permitieron el asentamiento de la agricultura y el desarrollo urbano.

Mapas de Google maps comparando Santiago y Portland ubicados entre dos ccadenas montañosas.

Para aquellos que han experimentado estar lejos de casa, saben que es un proceso normal extrañar lo que están acostumbrados a ver y vivir. Por eso, para mí tener la posibilidad de estar rodeada de paisajes que me recuerdan a mi país de origen hace que la transición sea mucho más sencilla. Sin embargo, aunque la geografía de Chile y Cascadia es bastante similar en muchos aspectos, y la zona de subducción podría hacernos pensar que el comportamiento de las regiones es similar, también existen grandes diferencias.

¿Puedes adivinar qué es lo que más extraño de Chile? La respuesta es probablemente lo que más diferencia a estas dos zonas de subducción: la frecuencia de los terremotos. En Chile es muy común sentir algún temblor de magnitud 5 cada mes, y puedo garantizar que la mayoría de la población adulta ha experimentado un terremoto de magnitud 8. Estamos muy acostumbrados a sentir las ondas sísmicas (puedes realmente notar la llegada de la onda S), a recibir alertas de tsunami y a continuar con nuestras vidas después de un temblor porque es parte de nuestra cultura. Yo lo llamo cultura sísmica y es el resultado de múltiples eventos sísmicos que se convirtieron en catástrofes en el pasado y la tradición oral de pasar estas experiencias de generación en generación. Grandes terremotos ocurriendo con frecuencia nos llevaron a crear un Código Sísmico para la construcción muy robusto y exigente, donde una normativa estricta ha permitido salvar vidas y mantener las infraestructuras sin mayores daños. En otras palabras, Chile tiene una ventaja sobre Cascadia en términos del conocimiento de su población sobre terremotos, porque prácticamente todo chileno sabe que los terremotos van a seguir ocurriendo sin previo aviso y que se debe estar preparado.

Teniendo en cuenta el enorme contraste cultural que estas dos regiones tienen  y lo difícil que es enseñar a las personas sobre los terremotos sin haberlos experimentado nunca, los científicos del noroeste del Pacífico tienen grandes desafíos para la zona de subducción de Cascadia. Durante años, muchos geocientíficos han trabajado arduamente y se han esforzado por comprender mejor las estructuras, los peligros sísmicos y los procesos que están sucediendo en la zona de falla, y el Proyecto Cascadia 2021 es un ejemplo de ello.

Como geocientíficos que vivimos en el PNW, podemos desempeñar un papel importante en nuestras comunidades no científicas al difundir nuestro conocimiento sobre el potencial que tiene la región de generar un terremoto de magnitud 9+ y su posterior tsunami. Además, observar otras áreas de zonas de subducción activa en el mundo como Chile o Japón, entre otras, puede darnos señales importantes sobre procesos similares que podrían ocurrir en Cascadia. La comparación es un gran método de aprendizaje, las observaciones son una parte esencial de nuestra formación como científicos y siempre es útil tener una visión más amplia para incluir diferentes perspectivas en nuestras preguntas de investigación.

Por mi parte, continuaré aprendiendo sobre Cascadia durante mi estadía en el PNW, y estoy segura de que cuando vuelva a Chile llevaré ese conocimiento conmigo, y cada vez que mire a los Andes, las Cascades estarán en mi memoria.

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