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Cómo apoyar la comunicación con adolescentes

Por Megan McQueen

Como madre de dos adolescentes, estoy muy familiarizada con los cambios en nuestra relación desde que mis hijos se han hecho mayores. He pasado a desempeñar un papel más de entrenador y menos de director. No hay aviso cuando los niños están preparados para una dinámica diferente. Nosotros, como cuidadores, tenemos que ser intuitivos y receptivos. No siempre es evidente cuando nuestros hijos parecen necesitar apoyo y dirección pero, al mismo tiempo, ellos quieren menos de ambas cosas. Me recuerda a la etapa de niños pequeños, cuando mis hijos intentaban abrocharse los cinturones de seguridad del carro sin ayuda, pero todavía no tenían las habilidades de motricidad fina para hacerlo.

Como educadores de padres, podemos ser oyentes compasivos de cuidadores a cargo de la crianza de adolescentes y ofrecerles estrategias útiles para adaptarse a una dinámica familiar cambiante.

Empatice con las familias.

Cuando mi hijo mayor entró en la adolescencia, tuve que procesar mis sentimientos. Sentí como un duelo. Extrañaba a mi hijo más pequeño y sus necesidades más directas. Agradezco su perspectiva y nuestras conversaciones más complejas, pero la transición me sorprendió. Ofrecerse como oyente puede ser de ayuda para las familias que comparten historias de hijos adolescentes que parecen dejar atrás la inocencia de la primaria, de la noche a la mañana. Mantener el sentido del humor en estos momentos dramáticos parece crucial. Muchos cuidadores pueden crear vínculos con las historias personales. Como “expertas”, tenemos una hermosa oportunidad de ser vulnerables y compartir historias de nuestras reacciones imperfectas con nuestros adolescentes. ¡Todos tenemos estas historias!

Inicie las conversaciones con curiosidad y preguntas.

Los adolescentes pueden detectar desde lejos los verdaderos objetivos de la conversación con una madre o un padre. Recomendarles a los cuidadores que se tomen un momento para recomponer sus pensamientos puede servir de ayuda, antes de conversar con sus hijos adolescentes. En una entrevista con Melinda Wenner Moyer, la Dra. Danielle Dick sugiere: “Si quiere iniciar una conversación, a menudo, lo mejor es empezar con preguntas”. Como discurso de apertura, puede decir lo siguiente:

“Sabes, hoy leía un blog que se trataba completamente sobre los niños y el consumo de alcohol. ¿Tú ves a muchos niños tomando drogas en la escuela, o a niños hablando sobre tomar alcohol u otras drogas en tu escuela? ¿Alguno de tus amigos ya consume o experimenta?”.

Recordarles a las familias que es mucho más probable que los niños hablen de temas importantes como este cuando están compartiendo información “como expertos en adolescentes”, en lugar de sus elecciones personales, puede ayudar a que estas conversaciones comiencen a quitar algo del miedo a los adultos.

Sea flexible.

Establecer y mantener una relación sólida entre cuidadores y adolescentes se convierte en un objetivo fundamental a medida que los niños se vuelven más independientes. Los adultos jóvenes saben que los adultos pueden cometer errores. Es común también que los adolescentes sientan el impulso de traspasar límites establecidos. Lo hacen para ayudar a las familias a ajustar las expectativas, según sea necesario.

Ken Ginsberg escribe que el hecho de que los adultos sean flexibles (escuchen las perspectivas de los adolescentes y respondan) puede ser una parte fundamental para mantener una comunicación sana. “Permita que sus hijos adolescentes tengan un margen de error si aseguran razonablemente que no sabían que habían sobrepasado el límite establecido o que les había pedido esto. Aproveche este momento como una oportunidad para enseñarles cuáles son sus expectativas.”

Como educadores, podemos recordarles a los cuidadores con sutileza sobre el poder que tienen cuando tienen en cuenta el punto de vista de su hijo. Al hacerlo, los padres les enseñan a aceptar otras perspectiva y a escuchar con empatía. El adolescente se siente respetado. Los adultos pueden mantener límites cuando sea necesario para mantener a sus hijos adolescentes a salvo, pero hay muchas otras expectativas que son negociables.

Esté presente.

Podemos ayudarles a las familias a recordar cuánta magia existe cuando pasamos tiempo juntos. A menudo, como cuidadores, les brindamos dirección a nuestros niños y, la mayor parte del tiempo, les hacemos preguntas específicas. Proteger el tiempo para jugar juntos y estar juntos ayudará a que nuestros adolescentes se sientan conectados y a gusto, en lugar de sentirse nerviosos. La Dra. Lisa Damour recomienda “reservar y proteger el tiempo no estructurado para estar con su hijo(a) adolescente”, para ayudarle a expresarse abiertamente con nosotros. La vida familiar puede ser tan estructurada con los programas exigentes de cada uno. En nuestras clases, podemos sugerir a las familias que creen el tiempo para estar juntos en las semanas en casa.

Los adolescentes tienen mala fama en nuestra cultura por ser rebeldes y maleducados. En cambio, podemos ayudarles a las familias a encontrar la diversión y la belleza en sus adolescentes. Todos los padres se pueden identificar con el cliché de que el tiempo pasa muy rápidamente. Ayude a las familias a disfrutar de los últimos años todos juntos y a mantener relaciones sólidas, a medida que pasan a ser padres de adultos jóvenes.

Recursos

El cerebro del adolescente por David Bueno

Estableciendo conexiones saludables con familiares y otros adultos importantes en su vida (Ensuring Strong Connections for Teens)

Comprendiendo el cerebro del adolescente a través de la ciencia (Get to Know How the Teen Brain Works)

The Emotional Lives of Teenagers (La vida emocional de los adolescentes) de la Dra. Lisa Damour

Fourteen Talks by Age Fourteen (Catorce conversaciones a los catorce) de Michelle Icard

The Teenage Brain (El cerebro adolescente) de la Dra. Frances E Jensen y Amy Ellis Nutt


Megan McQueen es una cariñosa maestra, entrenadora, consultora y escritora. Basa su trabajo en la educación empática, para lo cual imparte un fuerte sentido de comunidad y habilidades sociales a aquellos con quienes trabaja. Megan prioriza el aprendizaje emocional y las habilidades de resolución de problemas. Cuando no está trabajando, lo más probable es que esté jugando con su esposo, sus dos hijos y su perrito.

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