Joyce Madriz apenas puede recordar un momento de su vida en el que no quisiera ser bióloga marina. La estudiante de tercer año de Oregon State dice que, al igual que muchas otras chicas, su primera inspiración fue La sirenita de Disney. Pero Madriz también creció mirando Discovery Channel con sus tres hermanos mayores en Vancouver, Washington.

Su amor por la natación, la ciencia y la exploración del océano hicieron que estudiar biología marina fuera algo natural.

Solo la madre de Joyce, Ana Moore, recuerda una época en la que su hija quería ser otra cosa.

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“Joyce me dijo cuando era pequeña que quería trabajar con niños al igual que yo”, recuerda la madre de Joyce, Ana Moore, “pero después de un día que vino conmigo a la escuela y los niños estaban revoltosos y gruñones, me dijo: ‘Mami, ya no quiero ser maestra de preescolar'”.

Moore es maestra de preescolar en Vancouver. La madre soltera mudó a sus cuatro hijos de México a Oregon con la esperanza de que ellos tuvieran una mejor vida. A pesar de trabajar muchas horas y de vivir con el dinero justo durante muchos años, Moore siempre hizo hincapié en la educación de sus hijos.

“La educación es lo mejor que puedo hacer por mis hijos”, dice.

Joyce dice que eligió Oregon State por su reputación como una institución de investigación de clase mundial y por su fuerte programa de biología.

“Había escuchado a amigos que venían aquí decir lo fantástica que era Oregon State y siempre pensé que estaban exagerando”, dice. “Pero estaba equivocada. OSU ha sido un placer. No podría haber elegido un mejor lugar para estudiar.”

Moore recuerda haberse sentido entusiasmada cuando su hija tomó la decisión de ir a Oregon State.

“Me encanta Oregon State porque ofrecen más”, dice Moore. “Me encanta todo de la universidad y estoy tan orgullosa de mi hija por estar ahí.”

Estudiar en el extranjero a través de Oregon State

Pero no podrás encontrar a Joyce Madriz en las instalaciones de Corvallis este trimestre. En su lugar, está asistiendo a James Cook University en Queensland, Australia.

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El Consejero Principal de Biología, Brock McLeod, señala que es un objetivo que Madriz ha tenido desde su primera reunión.

“En la primera reunión que tuve con Joyce en su primer año, me dijo que quería ir a Australia como estudiante y lo hizo realidad. Comenzó a trabajar en ello de inmediato”, dice.

Madriz dice que Australia es lo primero que ha hecho completamente por su cuenta.

En James Cook University, Madriz está asistiendo a cursos sobre ecología y conservación, especies tropicales, oceanografía y más. Ha realizado varias salidas de campo y vive en una vivienda con otros alumnos internacionales.

“He aprendido tanto, no solo sobre la cultura australiana, sino también de muchas otras”, señala Madriz. “Mis compañeros de cuarto son de Canadá, Francia, los Países Bajos, Singapur, Brasil…”

La lista continúa.

Su experiencia en el extranjero la beneficiará tanto en el plano cultural como en el académico, y eso es exactamente lo que McLeod dice que destaca a los alumnos de Oregon State como Madriz.

El futuro es prometedor para los estudiantes de biología de Oregon State

“Joyce es valiente en cuanto a perseguir sus intereses”, dice McLeod. “En especial, teniendo en cuenta las restricciones evidentes que tuvo al crecer. Va detrás de lo que desea de una manera original y encantadora.”

McLeod dice que desea que más alumnos de biología de Oregon State se den cuenta de lo simple que puede ser estudiar afuera. Madriz, por ejemplo, está pagando la matrícula de Oregon State University para asistir a James Cook University y continúa en carrera para graduarse en cuatro años.

La Facultad de Ciencias trabaja duro para alentar a los estudiantes a distinguirse del resto al estudiar en el extranjero, realizar pasantías y participar en investigaciones como estudiantes universitarios.

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McLeod dice que muchos de los alumnos a los que aconseja son extraordinarios en una gran variedad de maneras. Todos los alumnos dan el examen Major Field Test de ETS antes de completar su educación en Oregon State junto con 458 otras universidades. El año pasado, los estudiantes de biología obtuvieron el percentil 90. McLeod cree que el futuro es prometedor para Madriz y sus compañeros.

El próximo paso: el Centro de Ciencias Marinas de Hatfield y Newport

Madriz planea presentar una solicitud para hacer el curso de biología en Newport en el Centro de Ciencias Marinas de Hatfield de OSU cuando regrese a Oregon en enero.

“Si realmente quiero ser bióloga marina, necesito cierta experiencia práctica antes de lanzarme al campo”, dice Madriz.

Y de eso se trata estudiar biología marina en Newport, confirma McLeod.

Hatfield es altamente reconocida por los científicos como uno de los mejores lugares del mundo para estudiar biología marina. Con socios colaboradores como NOAA y algunos de los principales investigadores de Oregon State, los alumnos pasan un trimestre trabajando en el campo y los laboratorios de Hatfield. Trabajan de manera individual para completar un proyecto de investigación, que comparten con la comunidad de científicos al final del trimestre.

“Comen, duermen y respiran biología marina allí”, dice McLeod. “Los estudiantes realmente se entusiasman al respecto. Es nuestro curso mejor calificado.”

Madriz está emocionada. Y, por supuesto, su madre no podría estar más orgullosa.

“Está feliz en Oregon State”, dice Moore. “Y eso me hace feliz. Estoy tan orgullosa de mi Joyce. Siempre hace su mejor esfuerzo.”

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Eder Mondragón Quiroz, un tímido principiante, llegó a Oregon State una semana antes del comienzo de su primer año para participar en el Programa de Asistencia Universitaria para Inmigrantes (CAMP, por sus siglas en inglés).

En ese momento, no nos imaginamos el impacto que esa semana tendría en el resto de su carrera universitaria. Se relacionó con otras personas, estableció amistades duraderas y comenzó a participar activamente en la vida universitaria.

“Pasamos tiempo juntos antes de comenzar la facultad y formamos una familia muy unida lejos de nuestros hogares”, manifestó Mondragón Quiroz en referencia a sus compañeros del programa.

Además, Mondragón Quiroz estaba encantado de conocer a los profesores durante esa semana, algo que nunca hubiera sucedido de no haberse organizado tal programa.

La profesora y mentora Susana Rivera-Mills, decana adjunta de la Facultad de Artes Liberales, contó que, al principio, Mondragón Quiroz no quería participar mucho en sus clases.

“Sin embargo, con las primeras veces que Eder habló, me di cuenta de que tenía una interesante perspectiva de las cuestiones que analizábamos”, dijo Rivera-Mills. “Y lo verifiqué en sus escritos, en los que compartía más sobre sus experiencias personales, su cultura, su historia y su procedencia”.

Hace dos años, después de obtener sus títulos de licenciatura en Español y en Pedagogía, Mondragón Quiroz decidió seguir estudiando en Oregon State y obtener un título de maestría en Estudios Latinos Contemporáneos. Su relación con los profesores y los demás estudiantes hizo que fuera sencillo tomar esa decisión.

Cuando se desempeñó como graduado asistente de enseñanza, comenzó a respetar a sus profesores de una nueva manera.

eder-pbo-post2“Soy introvertido y tímido, y fue interesante encontrarme de pronto en un salón de clases para darles lecciones de español a estudiantes del primer año”, dijo Mondragón Quiroz. “Enseñar me ha permitido comprender lo que los profesores hacen para ayudar a los estudiantes a triunfar. Me siento agradecido por lo que hicieron por mi”.

Ese sentido de agradecimiento inspiró a Mondragón Quiroz a recompensar a la comunidad del Oregon State a través del programa CAMP, en el cual se desempeñó como tutor de estudiantes ingresantes.

“Los ayudé a conocer el sistema universitario y les mostré dónde encontrar recursos para abrirse camino en esta nueva etapa”, manifestó Mondragón Quiroz.

Eder también expresó que cree que su perspectiva bicultural lo ayudará a servir mejor a la comunidad. Espera obtener un título de doctorado (PhD) en el futuro.

Su ambición ha inspirado a su comunidad e, incluso, a los miembros de su familia. Varios de sus primos también vinieron a estudiar en Oregon State. Mondragón Quiroz espera que, con la ayuda de programas como CAMP, lleguen muchos más.

“Creo que se necesita gente que tenga los mismos orígenes que yo”, declaró Mondragón Quiroz. Y sus mentores coinciden.

“Eder se ha convertido en una excelente persona, y eso me enorgullece”, dijo Rivera-Mills. “Espero que continúe su formación con un programa de doctorado y se convierta en un líder de la comunidad que fomente debates significativos y, como ciudadano comprometido, brinde aportes a las comunidades en las que preste servicios”.

El escenario: los estudiantes con camisetas de colores llamativos se sentaron en el Salón conmemorativo de la unión, dándoles la bienvenida a padres, hermanos y al amplio número de familias de los estudiantes de la Universidad del Estado de Oregon(OSU) con una gran sonrisa. Los voluntarios repartieron programas y camisetas mientras las familias exploraron un feria de recursos y conversaron con los estudiantes y sus amigos.

Mi Familia Weekend
El Fin de semana Mi Familia al OSU

Debe haber sido uno de los tradicionales fines de semana familiares del estado de Oregon pero con una importante diferencia: todas las presentaciones, carteles y conversaciones eran en español.

Este arreglo único fue parte del Fin de semana Mi Familia, el primer fin de semana anual de la familia latina del estado de Oregon. A pesar de que el estado de Oregon posee una extensa cantidad de estudiantes latinos y de que existen muchos recursos en el campus para beneficiar a los estudiantes latinos de aquí, los eventos que específicamente dan la bienvenida a sus familias al campus son poco comunes.

Aryln Moreno Luna quiso cambiar eso.

Su idea del Fin de semana Mi Familia comenzó en otoño del 2010 cuando Moreno se notó que su madre nunca había visitado la universidad. Ella le preguntó a sus amigos latinos si sus padres habían visitado el campus.

“Ellos dijeron, ”No, solo me dejan en la habitación y con suerte me

me vendrán a buscar en la graduación'”, dice Moreno Luna. “Pensé, ‘¿no sería lindo si tuviéramos un fin de semana como el fin de semana de mamá y papá pero en español e inglés?'”

Un plan en acción

Más de 18 meses después de arduo trabajo, Moreno Luna vio como su visión cobró vida. Con la ayuda de un generoso obsequio de la oficina de Larry Roper, vice rector de asuntos estudiantiles, Moreno Luna y un comité de voluntarios recolectaron fondos, planificaron actividades y colaboraron con las organizaciones del campus y la comunidad de Corvallis para traer a más de 160 familias latinas a la OSU un fin de semana de abril.

Varias familias fueron al campus por primera vez y disfrutaron de las presentaciones y las visitas guiadas en español y también de las comidas y actuaciones, todo de forma gratuita. A diferencia de la mayoría de los eventos familiares de la OSU, el Fin de semana Mi Familia no tuvo costos asociados para así fomentar a las familias a asistir sin ocasionarles un costo financiero.

El resultado fue exactamente lo que Moreno Luna esperaba. Los padres, abuelos, hermanos y un gran número de familias pasaron el fin de semana en la OSU, aprendiendo sobre el campus y la vida diaria de sus estudiantes.

“El evento es útil porque mi hijo y yo podemos escuchar las historias de otras familias y sus estudiantes y las dificultades que tuvieron”, dice Jesús Lopez que asistió al Fin de semana Mi Familia con su hijo, un estudiante de primer año. “Lo ayuda a sentir que él también puede lograrlo”.

Ayudar a que las familias se sientan como en casa

Dahlia Casimiro, quien asiste a los eventos de la OSU desde hace seis años para brindar apoyo a su hija, ahora un estudiante de posgrado, dice que ella vio más familias latinas en el Fin de semana Mi Familia que nunca antes en la universidad.

“Cuando comenzamos a venir, casi no veíamos padres latinos aquí. pero ahora vemos que más padres vienen”, dice Casimiro. “Durante los últimos seis años la atmósfera fue acogedora y positiva. Cada vez que venimos pensamos que están mejorando”.

Tener un evento presentado en español, dice Casimiro, es otra mejora que demuestra cómo la universidad aloja cada vez mejor a los padres latinos.

“Me hace sentir más bienvenida”, dice ella. “No todos hablan en inglés y a veces muchos de los padres son tímidos. Es difícil porque nuestra cultura es muy diferente. Varias familias se sienten cómodas porque pueden ser tímidos y pensar que no serán aceptados como iguales”.

Los padres que se quedan en casa debido a sus barreras culturales son aquellos que más espera atraer Moreno Luna. Cuando los padres no visitan la OSU, dice ella, los estudiantes no sienten que tienen el apoyo completo de sus padres.

“Deseo que sientan que la comunidad latina está apoyada y que aquí tienen recursos”, dice Moreno Luna. “Es muy importante porque si los padres se siente bienvenidos, van a sentir que sus hijos se sienten bienvenidos aquí también”.

Buenos ejemplos

Para recalcar el ambiente alentador, el Fin de semana Mi Familia posee presentaciones y puestos informativas de los diferentes grupos del campus que se centran en el desarrollo cultural y académico. Las figuras latinas exitosas de la comunidad brindan discursos de los temas fundamentales a las familias y a los estudiantes, entre las que se incluyen el Fiscal del distrito del condado de Benton John M. Haroldson y  Gianluigi Benvenutto, director interino de CASA Latina de la OSU.

“Los temas fundamentales son muy útiles porque incorporan a las familias, nos cuentan que podemos apoyar las carreras que nuestros hijos estudian”, dice Casimiro.

Moreno Luna dice que los oradores elegidos fueron aquellos cuyas historias podían inspirar a que los estudiantes persigan sus propios sueños aunque sean distantes.

“Ver a alguien como Gianluigi, que comenzó trabajando en el campo, luego obtuvo su GED (desarrollo educativo general) y su título, es alentador”, dice Moreno Luna. “Se puede ver que esto es posible, se puede alcanzar lo que desea hacer”.

Generaciones de educación

La diversidad de los miembros familiares en el Fin de semana Mi Familia, abarca desde hermanos pequeños, sobrinas y sobrinos a tíos, tías y abuelos, lo que enfatiza que para muchas familias latinas, la educación es un asunto familiar.

“Mi hija trae a toda su familia a los eventos”, dice Casimiro. “Ella es la más grande de todos sus primos y en la universidad, y ella dice ‘hago esto porque siento que necesito ser un ejemplo para ellos’. Creo que ella siente una presión de ser un ejemplo a veces, pero también pienso que es bueno para ellos porque la incentiva a hacerlo y es bueno para el resto de la familia”.

Israel Salgado, un estudiante de penúltimo año de administración comercial, dijo que fue la influencia de su hermana mayor que lo transformó de ser un estudiante sin interés en la secundaria a un estudiante sumamente cumplidor y comprometido en la OSU.

“Tener un hermano mayor, es como un ejemplo porque mis padres no tienen educación”, dice Saldago. “Es una motivación que nos impulsa y tener ese coraje interno para continuar porque siempre habrá obstáculos y como personas nosotros siempre tendremos que sobrepasarlos para continuar”.

El Fin de Semana Mi Familia fomentó la unión familiar en la educación, con oradores que debatieron sobre las oportunidades de las futuras generaciones de estudiantes y hasta sugirieron que los mismos padres pueden alcanzar títulos en la OSU.

Hacia el futuro

Moreno Luna volverá a la OSU el próximo año como un estudiante de posgrado. Ella y su coordinadora AnnaRose Adams, quien continuará su trabajo como un estudiante graduado en ciencias terrestres, ya tienen planes de organizar de nuevo un Fin de semana Mi Familia en el próximo mayo y capacitará a dos estudiantes para que tomen sus puestos en el 2014 para asegurar la continuación del evento.

Para Moreno Luna, fue emocionante ver el éxito del Fin de semana Mi Familia pero la mejor recompensa fue la gratitud de las familias. Otra madre, dice Moreno Luna, viajó al campus desde California para el fin de semana con una ayuda brindada por el comité de planificación del Fin de semana Mi Familia. Luego del evento, ella agradeció a Moreno Luna, diciéndole que se sentía más segura de que su hija estudie en la OSU luego de visitarla en el campus y que iría a casa feliz.

“Verlos al final solo agradeciéndote por hacer esto porque nunca habían estado en el campus fue algo maravilloso”, dice Moreno Luna. “Se puede notar que realmente lo necesitan”.

 

Durante la primera prueba, la catapulta disparó demasiado lejos hacia la izquierda. Reunidas alrededor del aparato que habían montado, el equipo de seis estudiantes secundarias discutía cómo podían mejorar la precisión en la próxima prueba.

En busca de la científica interior
Más de 120 estudiantes secundarias concurrieron al Linus Pauling Science Center para asistir al taller Discovering the Scientist Within.

“Tal vez debamos bajar la cuchara”, sugirió una de ellas.

“Ajusten las bandas de goma”, dijo otra.

Las muchachas se concentraban en su creación, compuesta por un bastidor de madera, una cuchara de plástico, bandas de goma y clavijas. Intercambiando ideas y trabajando en conjunto, realizaron ajustes y dispararon bolas de algodón para evaluar los resultados. Los ajustes que realizó el equipo no mejoraron la precisión, pero esto no desalentó a Ruby Anderson, una estudiante de sexto grado de la Linus Pauling Middle School.

“Esto demuestra que tienes que intentar muchas veces para asegurarte de estar haciendo lo correcto”, sostiene Anderson.

Anderson y sus compañeras eran 6 de las casi 120 estudiantes secundarias que en febrero concurrieron al Linus Pauling Science Center de la Oregon State University para asistir al taller Discovering the Scientist Within (“Cómo descubrir a la científica interior”).

Desarrollado hace casi 30 años para estudiantes como Anderson, el objetivo del taller es alentar a las jóvenes a que se interesen por la ciencia durante la escuela secundaria y la universidad, a pesar de los mensajes sociales negativos acerca de las mujeres en la ciencia que podrían desalentarlas.

En el taller del sábado, las estudiantes escucharon una presentación del profesorado femenino de la OSU y de estudiantes que trabajan en la ciencia; luego formaron equipos en el atrio del edificio para enfrentar el desafío de la catapulta antes de realizar paseos y talleres especializados con miembros de diversas facultades.

Anderson dice que el hecho de haber montado la catapulta sin recibir instrucciones y luego determinar cómo mejorar su precisión fue una buena experiencia de aprendizaje y algo que también valora en el entorno escolar.

“Me encanta la ciencia”, dice. Anderson ya está pensando en seguir una carrera científica, probablemente estudiar animales en su hábitat o trabajar como veterinaria.

Verse como científica

“La idea es despertar el entusiasmo en las jóvenes por la ciencia y la ingeniería”, explica Sujaya Rao, profesora de edafología y ciencia de cultivos de la OSU que coordina el taller desde hace años. “Queremos cambiar el estereotipo del científico hombre, con guardapolvo y pelo extraño. Queremos demostrar que los científicos son personas reales”.

En los últimos años, el taller se volvió muy popular y se inscribieron más jóvenes que las que el programa puede aceptar. Los paseos de este año incluyeron visitas a las instalaciones de la Escuela de Medicina Veterinaria, el uso de técnicas farmacéuticas para elaborar brillo de labios, el diseño y la prueba de turbinas eólicas de miniatura, entre otras actividades científicas.

Al brindarles la posibilidad de participar en actividades científicas interactivas y conocer el entorno universitario, Kari Van Zee, una instructora en bioquímica que coordinó los paseos y actividades, espera que las jóvenes se sientan alentadas a seguir sus intereses sea cuales sean.

“Intentamos establecer un vínculo con el aspecto social de las profesiones científicas para atraer a las jóvenes”, afirma Van Zee. “En esta edad creo que aún siguen interesadas en la ciencia, pero existen mensajes sociales desalentadores respecto al hecho de dedicarse a las matemáticas. Mi deseo es que puedan verse asistiendo a la OSU, o a cualquier otra universidad, y verse a sí mismas como científicas e ingenieras”.

Ampliación de la comunidad

Este año, Rao se contactó con comunidades de todo Oregon con el fin de atraer al taller a jóvenes de todo el estado y de diversas etnias. Sus

En busca de la científica interior
Se ofrecieron traductores para las 25 estudiantes latinas y los padres que asistieron al taller Discovering the Scientist Within

esfuerzos fueron recompensados con la presencia de algunas estudiantes y sus familias que viajaron cinco horas hasta la OSU desde ciudades como Burns y Madras. Los esfuerzos para convocar a la comunidad latina también fueron exitosos: asistió un grupo de casi 25 estudiantes secundarias latinas de Woodburn y Salem.

Para integrar a las estudiantes latinas y sus padres, se realizaron presentaciones en inglés y en español y se ofrecieron traductores, los cuales ayudaron a todos a participar durante los paseos interactivos.

“Dado que ahora existe más material en español, hay más posibilidades de que los padres vengan y participen en el programa”, dice Fabiola Camacho. “Sienten que son bienvenidos”.

Camacho gestiona los programas educativos de Farmworker Housing Development Corporation, que ofrece servicios sociales, educativos, económicos y de vivienda a la comunidad latina de Willamette Valley. Ayudó a coordinar la asistencia de las estudiantes latinas como parte del trabajo de la corporación con el fin de promover oportunidades educativas para estudiantes jóvenes.

Según Sara Csaky, maestra de la Valor Middle School de Woodburn, a muchas de las estudiantes latinas de la escuela les fascinaron las pruebas de laboratorio interactivas, ya que no es frecuente que tengan una participación tan activa en un entorno educativo.

“Valoro mucho esta oportunidad”, afirma Csaky. “Porque en la escuela intentamos realizar actividades interactivas, pero como la cantidad de estudiantes que tenemos cada año aumenta, son cada vez menores las posibilidades de realizar pruebas de laboratorio”.

Angelica Garcia, estudiante de sexto grado de la Valor Middle School, eligió el paseo por la Facultad de Farmacia, “Phabulous Pharmacy”. Ella, junto a otras 20 estudiantes, mezclaron cera y aceite en una almohadilla caliente para fabricar un protector labial y luego aprendieron a tomar la presión arterial.

Garcia dice que antes de realizar el taller, nunca había escuchado sobre la carrera de farmacia ni había pesado ingredientes en un laboratorio interactivo. Después de fabricar un protector labial con sabor a lima, quiso conocer más.

“Ahora quiero ser farmacéutica”, dice Garcia. “Quiero hacerlo de nuevo”.

Finalmente, Rao desea ayudar a las jóvenes a conocer las diversas carreras que pueden seguir y ampliar el taller para convertirlo en un evento que convoque incluso a más familias de todo el estado.

“Es tan poderoso que ellas vean a alguien y piensen ‘Es científica; tal vez podría serlo yo también’”, sostiene Rao. “Eso es lo que realmente queremos, que digan ‘Puedo ser científica’”.

 

 

 

 

 

Jessica Casas
Jessica Casas

Una semana después de cumplir 18 años, la estudiante de último año de la West Salem High School, Jessica Casas, recibió un paquete especial por correo. Al abrir la caja grande, Casas encontró un folleto que decía “Bienvenida a la Familia GMS”.

Sin leer nada más, corrió hacia la cocina para contarle la noticia a su madre: acababa de recibir la codiciada Beca Gates Millennium la cual le financiaría por completo su asistencia a la universidad que ella eligiese.

“Cuando se lo conté a mi madre, me abrazó y me felicitó”, relata Casas. “Estaba muy contenta. Al saber que no tendré que preocuparme por cómo pagar la universidad, recuerdo y pienso ‘Guau, tengo muchas oportunidades’”.

Creada por la Fundación Bill and Melinda Gates, la Beca Gates Millennium se otorga anualmente a 1,000 estudiantes secundarios con las mejores calificaciones y les ofrece financiación hasta que logren graduarse en las universidades que elijan. El programa también financia estudios de posgrado para becarios Gates en áreas específicas.

“Es una sensación muy buena. Cuando me enteré, no pude pensar en otra cosa que en la gran oportunidad que tenía para continuar con mi educación hasta niveles de doctorado”, dice Casas.

Desde niña, Casas siempre supo que quería ir a la universidad, pero no sabía cómo la pagaría. Es hija de inmigrantes mexicanos que vinieron a los Estados Unidos cuando tenía 10 años y, como tal, no tenía modelos a seguir de personas que hayan alcanzado el nivel de educación superior estadounidense.

“Mis padres me apoyan y siempre me dijeron que iría a la universidad’”, afirma Casas. “Pero no sabía cómo hacerlo”.

Casas encontró los recursos que necesitaba en el Campamento Internacional 4-H de la Universidad Estatal de Oregon, un programa que reúne a los estudiantes minoritarios en el verano para que sepan cómo pueden tener acceso a la educación superior. Casas comenzó a asistir al campamento en 2010.

Allí aprendió a completar documentos para el ingreso a la universidad y las solicitudes de ayuda económica, y conoció a estudiantes universitarios que rápidamente se convirtieron en los modelos a seguir que había estado buscando.

“Necesitaba el apoyo de otros estudiantes”, dice Casas. “No todos los estudiantes cuentan con personas que hayan ido a la universidad y les dicen que pueden hacerlo. Mis padres no fueron a la universidad; por lo tanto, poder hablar con personas que sí lo han hecho y que están continuando con sus estudios marcó una gran diferencia”.

La familia Casas
Jessica Casas siempre tuvo el apoyo de su familia respecto a asistir a la universidad. Ahora, la Beca Gates Millennium la ayudará a financiar su educación.

En uno de los talleres que asistió, los estudiantes recibieron copias impresas de la solicitud para la Beca Gates Millennium y el asesoramiento de antiguos becarios Gates.

“El campamento 4-H realmente te abre los ojos”, afirma Casas. “Hay recursos para ir a la universidad, continuar con los estudios y tener éxito en la vida. Solo tienes que trabajar para ello”.

Aprender a decir “Sí, puedo”.

Casas no es la única estudiante cuya experiencia en el Campamento Internacional 4-H tuvo un profundo impacto en su futuro. Además de ayudar a cientos de estudiantes en su camino hacia la universidad, el Campamento Internacional 4-H generó cinco ganadores de becas Gates Millennium en los últimos seis años.

“No existe otra escuela secundaria, otro programa 4-H, otro club ni organización que haya tenido cinco estudiantes con Becas Gates en seis años”, afirma Mario Magana, profesor adjunto del Servicio de Extensión de la OSU, quien coordina el campamento. “Con estos campamentos de verano, los chicos comienzan a desarrollar las habilidades y la confianza que necesitan para solicitar una beca”.

Desde que comenzó en 2004, el campamento trabajó anualmente con aproximadamente 300 estudiantes provenientes de escuelas primarias y secundarias de todo Oregon. Los estudiantes secundarios trabajan como asesores del campamento para los estudiantes más jóvenes y los estudiantes universitarios voluntarios son modelos a seguir en el campamento de estudiantes secundarios.

El enfoque de Magana en la estructura del campamento es activo.

“En 4-H, no solo hablamos, sino que trabajamos”, sostiene Magana. “No solo hablamos de becas; ayudamos a los chicos a conocer la estructura para solicitar becas. Realmente abordamos todos los aspectos y ayudamos a los chicos a comprender todo el proceso”.

Desde el nivel primario, Magana organiza los campamentos para reforzar un mensaje de oportunidad.

“Estos chicos no solo desarrollan habilidades, sino la actitud de decir ‘Sí, puedo’”, afirma Magana.” Una vez que se dan cuenta de que todo puede ser posible, comienzan a aprovechar los recursos. Creo que esos cinco estudiantes que recibieron las becas Gates se dieron cuenta de que todo es posible en sus vidas”.

Transmisión de conocimientos

Casas con su familia
Casas, jugando al fútbol con su familia.

Casas dice que está ansiosa de transmitir lo que aprendió durante su experiencia en el campamento. Al asistir a los campamentos como asesora u oradora y motivar a los estudiantes más jóvenes, Casas espera integrar la próxima generación de modelos a seguir y ser un ejemplo de inspiración.

“Tener esa experiencia de asesora te ofrece una perspectiva diferente de que puedes hacer la diferencia en la vida de un estudiante joven”, dice Casas.

Magana dice que el campamento se construye con este tipo de voluntariado. Los antiguos asistentes al campamento se convierten en asesores y luego enseñan los mismos talleres que los ayudaron en su proceso de ingreso a la universidad.

“Saben cuánto se beneficiaron con los campamentos de verano y cuánto beneficiarán a las próximas generaciones”, dice Magana.

Aunque no está segura en qué desea especializarse, Casas planea asistir a la OSU en otoño y usará su formación para beneficiar a la comunidad latina y a otros grupos en desventaja cuyos miembros jóvenes se esfuerzan para acceder a los recursos educativos.

“Si no hubiera tenido personas con las que hablar en 4-H, no sé qué estaría haciendo ahora”, explica Casas. “Eso marcó una diferencia en mi vida y me inspira, porque realmente deseo ayudar a otros estudiantes que se están esforzando para ir a la universidad”.

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Joseph Orosco enseña filosofía y estudios étnicos en la Universidad Estatal de Oregon desde hace diez años. Se especializa en filosofía estadounidense y pensamiento latinoamericano, con un enfoque en cultura, historia e inmigración mexicana en los Estados Unidos. También es director del programa Peace Studies. Durante el primer semestre, Orosco dicta junto a otro docente un nuevo curso sobre el movimiento Occupy Wall Street. Recientemente tuvimos la oportunidad de hablar con Orosco sobre los motivos por los que incursionó en la filosofía, por qué ayuda a los estudiantes a encontrar su propio camino, y la importancia de apoyar a los estudiantes latinos dándoles sentido a sus propios relatos en los Estados Unidos.

 

Joseph Orosco
Joseph Orosco habla con estudiantes en el Centro Cultural César Chávez, una reunión lugar para los estudiantes latinos.

¿A qué se dedica en la Oregon State University?

 

Enseño filosofía social y política con un énfasis en pensamiento norteamericano y latinoamericano. A veces también dicto clases en el departamento de estudios étnicos sobre la historia del movimiento de derechos civiles de los mexicano-estadounidenses y la problemática latina contemporánea.

¿De dónde es?

Crecí en Albuquerque, Nuevo México, pero nací en Quito, Ecuador, cuando mi madre era estudiante de intercambio allí.

¿Qué lo llevó a estudiar filosofía y a seguirla como carrera?

La filosofía siempre me atrajo como práctica o como forma de pensar. Recuerdo que comencé a leer sobre el tema en quinto grado, cuando un profesor me entregó una copia de un famoso libro de edición en rústica de los ’50 y ’60 llamado “The Story of Philosophy”, de Will Durant. Me interesaba muchísimo leer sobre toda esa gente que había dedicado su vida a formularse preguntas como “¿Qué es real en el mundo? ¿Cuál es la mejor manera de vivir en sociedad junto a otras personas?”. Era algo que me llamaba la atención.

La especialización en pensamiento latinoamericano se la debo a mi madre. Cuando era pequeño solía contarme sus experiencias en Latinoamérica y la situación política de allí. Siempre relataba una realidad política muy dinámica e interesante, la cual conoció mientras vivió allí. Eso despertó mi interés por el pensamiento latinoamericano. La filosofía me llevó a interesarme por otra manera de pensar las cosas y a evaluar por qué las cosas son como son. Luego me di cuenta de que las cosas no tienen que ser como son y que pueden cambiar si reflexionamos sobre ellas en profundidad.

Como profesor me siento todas las semanas a conversar con los estudiantes sobre cuestiones realmente interesantes y algunos incursionan en determinados temas por primera vez. Hablamos sobre cuestiones que afortunadamente son muy significativas para su concepción de la vida. Eso siempre me parece increíble.

Mi deseo es que todos los conocimientos de pensamiento crítico que los estudiantes adquieran en mis clases los ayuden a descubrir qué esperan de la vida y a encontrar su propio camino.

¿De qué manera la filosofía y el pensamiento latinoamericano los pueden ayudar a encontrar su propio camino?

En general, la filosofía y el pensamiento latinoamericano son útiles, no solo para los estudiantes latinos. Para los estudiantes que no son latinos, el pensamiento latinoamericano les puede mostrar diferentes maneras de pensar cómo funcionan el mundo y la sociedad, y cuál es su lugar en la sociedad global. Les permite conocer sociedades, como los pueblos indígenas, que han hecho las cosas de un modo totalmente distinto al de Europa occidental. Además, también les permite saber que pueden existir modelos de los que podemos aprender para organizarnos en el marco de sociedades pacíficas o democráticas.

Los estudiantes latinos también lo pueden aprender, pero enseñarles a algunos de ellos estas cuestiones por primera vez es una manera de volver a conectarlos con sus raíces. Tengo muchos estudiantes que me dicen que escuchan por primera vez temas vinculados a su cultura y a una parte de la historia que nunca conocieron. Esto sucede especialmente cuando dicto clases de estudios étnicos y el movimiento de derechos

Joseph Orosco
El profesor Joseph Orosco junto a estudiantes en el campus de la OSU. Orosco considera que su misión es ayudar a los estudiantes latinos a lograr sus objetivos.

civiles de los mexicano-estadounidenses. Desconocen una parte de la historia de estos movimientos del siglo XX, o no saben que hubo una guerra entre México y Estados Unidos en 1848, ni cómo influyó en nuestra realidad hoy en día. Descubren por qué hay mexicanos en los Estados Unidos, y también me dicen que lo que les parece realmente importante es que sus vidas se vean reflejadas en un entorno académico. De esta forma se dan cuenta de que sus familias y costumbres son valiosas e importantes.

¿Consideraría como una de sus misiones el hecho de conectar a los estudiantes con algo que nunca vieron en la escuela secundaria?

Creo que enseñar estudios étnicos es importante en una universidad pública como la OSU. Al ser una universidad establecida bajo el esquema “Land Grant” (“Tierras Concedidas”), la OSU tiene la misión de ser la universidad del pueblo, de estar presente para ayudar a los habitantes del estado de Oregon a comprender su propia historia y sus propios estilos de vida. Una de nuestras misiones más importantes es abordar los intereses de las personas de Oregon tal como son. Creo que los cursos de estudios étnicos intentan analizar los grupos de personas que existen en los Estados Unidos, en particular la gente de color, investigarlos y destacar el rol de las diferentes comunidades y grupos en la historia de los Estados Unidos.

Lo que me resulta sorprendente aquí en Oregon es descubrir lo diversa que es su historia. Esta no es la imagen de Oregon que normalmente se enseña. Se conocen muchas historias de los pioneros y la Ruta de Oregon, que en su mayoría son verdaderas. Pero en general las historias de los chinos e indígenas estadounidenses, o de los mexicanos, tal vez reciben un párrafo, un recuadro o una imagen en un libro de texto. Las personas con las que trabajo en el departamento de estudios étnicos muestran que hay mucho más en esas interacciones e historias y que Oregon creció como estado a partir de estas interacciones. Desentrañar esas historias para nuestros estudiantes es muy importante.

¿Cómo cree que cambiará esa demografía con el tiempo? ¿Cuál cree que será el futuro del estado?

Predecir el futuro es muy difícil, pero creo que la población latina aumentará y que eso sucederá en todos los Estados Unidos.

Creo que es importante no subestimar las historias que reflejan por qué los latinos están aquí y cómo se integran a los Estados Unidos. En Oregon no hay familias de larga data. En Nuevo México existen familias que han perdurado por 400 años. Eso les permitió construir un sentido de pertenencia al lugar donde viven. Creo que en Oregon hay algunas generaciones tradicionales, pero son pocas. Educar a los estudiantes para que adquieran un sentido de la historia y conozcan cómo su familia se integra a esta es muy importante.

¿De qué manera la OSU ayuda a lograrlo?

Creo que la OSU hace un buen trabajo al ofrecer diversos programas en el campus con el fin de garantizar la incorporación de estudiantes latinos y su permanencia en el campus. Uno de los mejores programas es el CAMP. El programa va en busca de estudiantes provenientes de familias inmigrantes y los trae al campus.

En muchos casos, estos alumnos son los primeros integrantes de la familia en asistir a la universidad. Esto sucede con muchos estudiantes con los que trabajo. Además del programa CAMP, la OSU ofrece diversas organizaciones estudiantiles. Por ejemplo, el Centro Latino. Creo que la OSU es consciente de eso e intenta ofrecer una gran cantidad de buenos programas para que las personas conozcan las oportunidades que tienen en el campus. Lo que la OSU hace realmente bien es ofrecer a los estudiantes un marco comunitario en diversos espacios del campus.

Lo que también será importante en los próximos años será el Centro para Estudiantes Latinos. Será un recurso importante en el campus para la investigación y la enseñanza de la experiencia latina en Oregon. Tengo la esperanza de que será algo bueno y que le permitirá a la OSU obtener nuevas ideas y nuevas formas de pensar cómo incorporar a más estudiantes latinos de Oregon a la educación superior, e incluso crear más programas nacionales como ese.

¿Qué intenta hacer y qué les transmite a los estudiantes en sus clases orientativas? A usted lo admiran como profesor latino. ¿Qué intenta ofrecerles en términos de orientación?

Lo que generalmente intento hacer es preguntarles qué desean hacer y a dónde quieren llegar con su formación y su carrera. En el caso de los estudiantes latinos, intento hacerles ver que es muy importante que piensen que su formación y sus carreras son una forma de ayudar a la comunidad latina. Las tasas de deserción en educación secundaria y universitaria son altas. De manera que si terminan y se gradúan, obtendrán conocimientos y capacidades que la mayoría de las personas de la comunidad latina no poseen.

Entonces, ¿de qué manera desean usar esos conocimientos? ¿En qué harán hincapié? ¿Cómo usarán ese potencial, sean cuales sean las opciones (derecho, medicina o políticas públicas)?

Muchas personas son conscientes de esa responsabilidad. Me dicen: “Mis padres admiran que termine mis estudios. Tengo familiares que están muy orgullosos de mí”.

¿Desea añadir algo que no hayamos abordado?

Creo que en los últimos cuatro o cinco años me di cuenta de que la idea de la comunidad es el tema central en todas mis clases (desde filosofía política hasta derechos humanos y filosofía del derecho en la experiencia mexicano-estadounidense con el sistema legal estadounidense).

El curso que dicto con mayor frecuencia es el de filosofía política. Intenta hacer hincapié en la idea de comunidad y lo que significa para nosotros. ¿Cuáles son los diferentes modelos y formas de pensar respecto a vivir con los demás de una manera pacífica y organizada? ¿Qué radica en la manera de creer y sentir empatía entre sí? ¿Quiénes somos? ¿A dónde deseamos ir? ¿De dónde venimos? Para los estudiantes latinos, esta es una pregunta muy vigente: “¿Cómo llegué aquí y qué hago con esto? ¿Hacia dónde voy?”

Me di cuenta de que mi enfoque académico se basa en la experiencia de los latinos en el marco de la educación superior y lo que ellos desean hacer con estos estudios.

 

 

 

 


 

Vanessa Vazquez nunca planeó ser la segunda mujer latina que se gradúa de uno de los programas más difíciles y tradicionalmente dominados por los hombres de Oregon State University (OSU).

Cuando llegó al estado de Oregon en 2007 con su hija de 4 meses, ella no estaba segura de cuál sería su aspiración principal, pero estaba comprometida con obtener una educación para ella y su familia.

“Solo soy la segunda persona en mi familia que asiste a la universidad”, dice Vazquez. “Mis padres siempre me inculcaron que para ser exitosa debía asistir a la universidad, que era la única forma en la que podría brindar una mejor vida a mi familia”.

Desde hace mucho, la afinidad natural de Vazquez por al matemática y la ciencia que data de la construcción de estructuras con Lego cuando era niña la llevó al programa de administración de ingeniería del estado de Oregon.

“No me desalentaron cuando me dijeron que era un campo dominado por los hombres”, dice Vazquez. “Me sentí un poco intimidada cuando iba a alguna de las clases y veía que era la única chica allí, pero estaba orgullosa y me sentía privilegiada de representar a las mujeres y a las latinas en la ingeniería”.

Ser una madre de tiempo completo para su hija, Leslie, que ahora tiene 5 años, y realizar un trabajo de medio tiempo y completar un programa rigurosa no fue fácil.

Vazquez luchó para equilibrar la universidad, el trabajo y la vida familiar, trabajar y asistir a clases en todo el día y realizar tareas hasta muy tarde en la noche, para levantarse temprano al día siguiente para llevar a Leslie al jardín.

Superación, con apoyo

Para Vazquez, quien dice que lo que más le gusta de la matemática y la ciencia es el sentimiento de logro que experimenta luego de superar problemas desafiantes, obtener una título de administración de ingeniería en construcción y al mismo tiempo criar una hija y mantenerse fue una lucha que valió la pena.

“Nunca me habían desafiado como hasta ahora y esto probó lo fuerte que convertí”, dijo Vazquez. “La OSU me ha recompensado muchísimo. El otro día mi hija me miró y me dijo ‘mamá, cuando crezca quiero ser como vos, ir a la OSU y ser un Castor’. Para que ella, a los 5 años, piense sobre la universidad es asombroso. Para mí eso es lo más gratificante”.

La motivación de tener éxito por su hija y por el apoyo constante de la familia y amigos, Vazquez dice que ella pasó por momentos difíciles cuando sintió que no iba a tener éxito.

“Hubo momentos en los que quería dejar todo e irme a casa y abandonar”, dice Vazquez. “Lo que me mantuvo durante todo el camino fue tener a mi familia y amigos allí. No estaría aquí si no fuese por ellos”.

Una opinión especial

Su dedicación diaria por ser un buen padre y al mismo tiempo obtener su título llamó la atención de la primera dama Michelle Obama, quien mencionó a Vazquez en su discurso inicial el 17 de junio.

“Los padres de Vanessa son agricultores con una educación de grado. Ella se llegó al estado de Oregon con la determinación de construir una vida mejor para su hija de cuatro meses”, dijo Oregon en su discurso. “Su consejo para los jóvenes es simple. ‘Con un arduo trabajo y dedicación, todo es posible'”.

Convertirse en un ejemplo

Vazquez ofrece el mismo tipo de apoyo que ella recibió de sus seres queridos a las jóvenes como un mentor a través del Club de chicas y chicos, donde ayuda a los estudiantes de secundario a aprender a ser exitosos y fuertes en clase y en sus comunidades. Ella espera que su experiencia al superar las dificultades para alcanzar sus metas pueda servir como un ejemplo para los demás que enfrentan circunstancias intimidantes.

“Quiero ser un ejemplo para los jóvenes, no solo para los latinos jóvenes sino para la generación joven en general”, dice Vazquez. “En algún momento ellos pueden crear que no pueden lograrlo, y yo espero que solo puedan inspirarse por lo que hice y lo que logré para aspirar a una mayor educación o cualquier sueño o meta que tengan”.

Graduarse, dice Vazquez, será su mayor logro hasta ahora. Este verano es la culminación de una experiencia que brindó grandes recuerdos, amigos para toda la vida y la ambición y motivación de llevar su carrera más allá.

Ella finalizará su pasantía en una empresa constructora de Portland este verano y espera trabajar de ingeniera por tiempo completo. Eventualmente, Vazquez dice que ella quisiera tener su propia empresa de administración constructora.

“Crecí mucho aquí”, dice Vazquez. “Aprendí a ser una mejor persona, aprendí a devolver a mi comunidad y aprendí a ser un líder”. La OSU es un lugar muy inspirador. Cuando ves lo lejos que ha llegado la gente y lo lejos que llegarán, te inspira a hacer más”.

Alisha Reynaldo tomó un enfoque no convencional para obtener su trabajo con los Atlanta Hawks.

El escenario fue la feria de carreras anual Portland Trail Blazers. Y el panel de oradores que Reynaldo y otras personas que buscaban trabajo habían estado escuchando había justo finalizado. Hubo una furiosa prisa hacia los puestos donde estaban esperando los empleadores potenciales, de organizaciones tales como Portland Timbers y Adidas.

Solo uno estaba contratado. Las filas en las puestos crecieron rápidamente a 20 personas, Reynaldo observó, pero ninguno de los asistentes escuchaba lo que querían.

Mientras su frustración crecía, Reynaldo encontró otra salida: ella apuntó a uno de los oradores del panel.

 

“Dije: ¿Sabe qué? Estoy muy interesada en un puesto. Ahora tengo experiencia en deportes, comunicación y comercio. Pienso que sería grandiosa en su organización'”, dijo. “Él me realizó una entrevista en el lugar.”

“Cuando terminó, él me dijo: Yo seré tu agente. Trabajarás en la NBA. Te buscaré un equipo que te contrate.'”

Él también podía hacer eso. El hombre que decidió coronar la búsqueda de Reynaldo de trabajar para una organización de deportes es el director de ventas de la NBA, la WNBA y la Liga D.

Ahora, Reynaldo, que está lista para graduarse con un título en comunicación oral, planea mudarse a Atlanta para trabajar en lo que Reynaldo llama su “trabajo soñado.”

El puesto, ejecutivo de ventas del grupo, le permitirá a Reynaldo combinar sus pasiones por la comunicación interpersonal, deportes y comercio. Ella trabajará con grupos como corporaciones, escuelas y organizaciones sin fines de lucro para vender paquetes que les permitan hacer más que solo ir a un juego de la NBA y marcharse. Reynaldo venderá una gama de productos en Philips Arena, por ejemplo. Ella también venderá lo que ella llama “experiencias” a los fanáticos de los Hawks.

“Si es el grupo de una banda de una escuela, ellos pueden venir y presentar el espectáculo de medio tiempo durante un partido,” dice Reynaldo. “O si ellos desean conocer a los jugadores, podemos organizar una reunión y un saludo luego del partido.”

Confianza increíble

La oportunidad de Reynaldo que ella misma creó no solo vino de su habilidad por ser increíble en el lugar. Vino de los años de arduo trabajo y la cuidadosa inclinación a las oportunidades de liderazgo que se le presentaron.

Cuando Reynaldo trabajó para United Way en Salem, ella estaba a cargo de lo que se llama “Días de cuidado,” para lo que suscribió a grupos locales y negocios como voluntarios en diferentes proyectos de la comunidad.

“Tenía 19 años, todos en mi comité tenían al menos 30 años o más, y estaban todos establecidos en sus carreras”. Y yo era la que lideraba ese comité,” dice ella. “Todos fueron muy amables y actuaron como si pudiese hacerlo. Eso me demostró que yo podía ser un líder.”

Cuando llegó al estado de Oregon, luego de obtener un título intermedio y trabajar durante varios años en roles de liderazgo en organizaciones comunitarias y de atención social, Reynaldo encontró un mentor en la profesora de comunicación oral Judy Bowker.

“Judy Bowker ha sido un gran apoyo para mí. Básicamente me dijo que yo podía hacer lo que quisiera y me preparó para ayudar a marcar la diferencia en las comunidades de las que formo parte,” dice Reynaldo. “Ella está muy interesada en las cosas que los medios deberían poner atención y no lo hacen. Ella se los inculca a sus estudiantes y yo llevo eso en el corazón.”

El año pasado, Reynaldo también fundó el Adelante Leadership Program. Un producto del nuevo Centro para estudios latinos del estado de Oregon, el programa invita a participar a los estudiantes que buscan aumentar sus habilidades de liderazgo y participación en los programas del estado de Oregon.

La idea es ayudar a los estudiantes a convertirse en expertos en el trabajo en equipo, el compromiso social, la concientización multicultural y las habilidades de comunicación; todo con la intención de convertirlos en mejores líderes en el lugar de trabajo y la comunidad.

“Básicamente lo que hace es prepararlos para el mundo real, no solo trabajando con los demás en el estado de Oregon sino enseñándoles cómo ser líderes y cómo ser profesionales luego de continuar,” dice ella.

Todas las semanas, un orador diferente viene a hablar con el grupo, el cual tiene entre 18 y 40 años. Uno de sus favoritos fue el Fiscal del distrito del condado de Benton John Haroldson, cuya anécdota sobre cómo mantener la calma en una situación que puede ser vista como ofensiva permaneció con Reynaldo.

“En lugar de pensar, ‘Ah, me están ofendiendo’ o ‘Están tratando de juzgarme’, el consejo de Haroldson es retroceder porque es posible que no estén intentado hacer eso”, dice Reynaldo. “En su lugar, puedes decir ‘Esa es una pregunta interesante’ o ‘Es una declaración interesante,’ y pedirles que la desarrollen.”

Historia del origen

La pasión de Reynaldo por el compromiso de la comunidad coincide con su pasión por el atletismo. Como una gimnasta que creció en Roseburg, Oregon, tuvo la oportunidad de entrenarse con el asistente del entrenador anterior de Bela Karolyi. Ella dedicó su vida al entrenamiento gimnástico con grandes esperanzas de llegar al equipo de gimnastas olímpico de los EE. UU. hasta que una lesión en la espalda perjudicó su carrera de gimnasta.

“Fue devastador para mí porque era mi sueño,” dice ella. “Los dos únicos deportes que no podía practicar era gimnasia y fútbol.”

Con el apoyo de su familia, Reynaldo se cambió a voleibol, atletismo y básquebol, en los cuales compitió durante la preparatoria.

Ahora, ella ha tomado el rol de líder en deportes en su comunidad de Salem, entrenando no solo a los equipos de deporte de su hijo sino también al de voleibol del Club de niños y niñas, y al de básquetbol en la liga competitiva AAU.

“Disfruto de ser el líder,” dice. “Disfruto de ser un mentor, especialmente de niños que desean aprender y destacarse.”

Durante su carrera académica en el estado de Oregon, Reynaldo también aprovechó todas las oportunidades en las que ella podía perseguir el lado comercial de los deportes. “Personalicé mi título para que en cualquier momento que tenga la oportunidad de estudiar deportes o adaptar cualquiera de mis papeles a las organizaciones deportivas, eso es lo que haría,” dice Reynaldo.

Pero Reynaldo no solo perseguía oportunidades. Ella las creaba. Es un patrón difícil de repetir una y otra vez en Atlanta.

Los programas puente de ciencia e ingeniería ayudan a las minorías a adaptarse al entorno universitario.

Cuando la novata Maria Ramirez decidió que quería estudiar ingeniería industrial, sabía que eso significaría asistir a una de las universidades grandes que ofrecía el programa.

Proveniente de la escuela Valley Catholic High School de Portland (una escuela de solo 375 estudiantes), Ramirez dice que le intimidaba pensar que debía intentar encontrar una comunidad en una universidad grande.

Aunque el alumnado de la Universidad del estado de Oregon (OSU) no era el más grande de las facultades para las que había aplicado Ramirez, los 25000 estudiantes de la OSU significaban que la facultad era aún 60 veces más grande que la unida escuela secundaria de Ramirez.

Para facilitar su transición a la OSU, Ramirez se inscribió en el programa de Becas de verano de las Alianzas de Louis Stokes para la Participación Minoritaria (LSAMP), un programa puente de 10 días que conoció a través de un mensaje de correo que recibió de la OSU.

LSAMP
Los participantes de las LSAMP completaron los ejercicios de cooperación en equipo durante el programa de dos semanas.

La idea detrás del programa es darle a los estudiantes minoritarios que se especializan en programas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemática (STEM) tiempo para acostumbrarse a la universidad, aprender sobre sus recursos académicos y conocer personas nuevas: todo en un par de semanas antes de que comience el período de otoño.

“Tenía miedo de que, con tantos estudiantes, no se pudiera hacer nada”, dice Ramirez. “Pero conocer a la gente aquí y hacer esos vínculos realmente ha ayudado. Nos podemos ayudar entre nosotros”.

Ramirez fue una de los 36 estudiantes que participó en uno de los dos programas puente de Becas de verano de las LSAMP de la OSU este año. Uno, financiado por Intel Corporation, se encuentra en su segundo año ofreciendo la especialización en ingeniería para minoridades. El segundo, para aquellos que se especializan en otras ciencias, se realizó por primera vez este año: está financiado por una beca de cinco años otorgada por la organización nacional de las LSAMP, que apoya recursos para minorías étnicas en programas de STEM. La beca también financia una puesto de coordinador del programa y suministros para el programa, al igual que fondos para que los estudiantes de las LSAMP realicen investigaciones universitarias y viajen a conferencias.

Los estudiantes de las Becas de verano de este año asistieron a las clases, realizaron pruebas de laboratorio y escucharon presentaciones sobre los recursos y las oportunidades en la OSU orientadas a generar interés en el material que estudiarán en sus especializaciones y los programas que pueden ayudarlos a alcanzar el éxito.

El novato Nickolos Dennis, un estudiante de zoología, dice que la información presentada cuando estudió en el extranjero y las pasantías lo dejaron entusiasmado para aprovechar la oportunidad de estudiar la fauna y flora a través de una pasantía internacional.

“Realmente me gusta cómo ha resultado conveniente para nosotros tener tantas conexiones para pasantías y otras oportunidades de avanzar en la facultad” dice Dennis. “Creo que el hecho de que podíamos obtener tanta información interna hace que esas oportunidades parezcan tan al alcance”.

Además de las actividades académicas, los estudiantes también completaron juntos los ejercicios de cooperación en equipo en el curso de cuerdas de la OSU, realizaron servicios comunitarios al aire libre e hicieron un viaje de rafting. Para darles a los estudiantes una idea de lo que podrían hacer como profesionales trabajadores en sus campos, el programa incluyó una visita al campus de Intel en Portland para los estudiantes de ingeniería y una visita al Centro de Ciencias Marinas Hatfield en Newport para el grupo de ciencia.

“El objetivo principal es aumentar la cantidad de estudiantes que se gradúan en los programas de STEM” dice Marleigh Perez, coordinadora del programa de las LSAMP de la OSU. “Creo que la forma principal en la que el programa lo logra es realmente conectar a estos estudiantes con el campus y entre ellos desde el comienzo. Creo que los ayuda a sentirse parte del lugar y que tienen una comunidad en STEM”.

Una comunidad es exactamente lo que el estudiante de segundo año Marlon Mejia dice que encontró durante el programa de Becas de verano del año pasado. Mejia llegó a la OSU para estudiar ingeniería civil e ingresó al programa de las LSAMP luego de ser alentado por su asesor de la escuela secundaria. La experiencia, dice Mejia, lo ayudó a solidificar su interés por la ingeniería civil, generar confianza para asistir a clase y comunicarse con los profesores, y crear amistades duraderas.

“Ellos son mis amigos más cercanos” dice Mejia sobre los estudiantes que conoció durante las Becas de verano. “Hablo con ellos todo el tiempo. Estudiamos las tablas, tomamos las mismas clases y la mayoría de ellos viven en mi residencia. El programa puente realmente ayuda a establecer un sentido de quienes son tus amigos antes de que comience la facultad y hace que la universidad sea un entorno positivo”.

Inspirado por su propia experiencia con Becas de verano, Mejia regresó al programa este año como líder de grupo y trabajó con estudiantes durante las actividades, compartió información sobre las clases, los recursos y como sentirse cómodo en el campus.

“Me gusta mucho el programa puente. Me gusto lo que hizo en mí y creo que puedo devolverlo”, dice Mejia. “Lo veo como una oportunidad de ayudar a los demás y convertirse en jóvenes líderes”.

El liderazgo es especialmente enfatizado luego de completar el programa puente, cuando los estudiantes de las Becas de verano orientan a otros novatos en las actividades durante la semana CONECTAR.

Después del programa puente, los estudiantes son alentados no solo a continuar en contacto con sus compañeros novatos de las LSAMP, sino también con sus líderes compañeros y facultad de las LSAMP. Los estudiantes participan en eventos regulares del programa, incluidos los talleres de resumen, la preparación académica, los desayunos gratuitos y las presentaciones de representantes de la industria.

“Veo a la mayoría de ellos todas las semanas, o todos los días”, dice Perez sobre los estudiantes que han sido parte del programa de las LSAMP. “Hemos podido conocer a algunos estudiantes realmente excelentes que creo que de otro modo hubieran pasado inadvertidos”.

Para Ramirez, esos esfuerzos ya han tenido éxito. En su clase más grande del período, Ramirez dice que responde al tamaño de la clase al sentarse al frente y estudiar con amigos.

“Me siento mucho mejor”, dice Ramirez. “La clase está en un gran auditorio, pero cuando estás al frente, no se ve para nada mal, y siento como que ya conozco a la gente, lo cual realmente ha ayudado”.

-Historia de Kayla Harr

 

 

 

 

en Inglés

Un Ecampus ayuda a los profesionales de la salud a identificar mejor los casos de inseguridad alimentaria en los niños.

Dana West se sentó en el consultorio del pediatra con sus dos hijos a cada lado y sintió que su fachada de “puedo hacer de todo” se derrumbaba lentamente. Solo fue necesaria una simple pregunta.

“No quería admitir que no podía darle a mis hijos todo lo que necesitaban. Era una mamá demasiado orgullosa”, dice West, una madre soltera de Portland, Oregon. “Cuando su médico me preguntó si les daba a mis hijos todo el alimento que ellos necesitaban, me quebré.

“Y en realidad fue en ese momento cuando las cosas comenzaron a mejorar”.

Provistos de información nueva sobre un curso gratuito que ofrecía en línea el Campus extendido (Ecampus) de la Universidad del estado de Oregon, el cual fue desarrollado por un montón de expertos médicos, los proveedores de atención médica en todo el estado y más allá pueden identificar mejor los casos de inseguridad alimentaria y hambre en los niños. Este es el producto de un mayor esfuerzo por hacer preguntas de revisión médica y brindar los recursos adecuados a los pacientes.

Anne Hoisington
Anne Hoisington ayudó a crear un curso para que los profesionales de la salud identifiquen la inseguridad alimentaria en los niños.

Y aunque es demasiado prematuro declarar que los problemas con el hambre están disminuyendo, algunos médicos se consuelan con el hecho de que el descubrimiento de más casos es algo bueno porque, al igual que el caso de West y sus hijos, aún es un tema que generalmente se pasa por alto en la clínica y en el hogar.

“Mucha gente en el campo médico no sabe que la inseguridad alimentaria en la niñez es muy frecuente y que tiene consecuencias médicas y psicológicas reales para un niño en desarrollo”, dice Charlotte Navarre, enfermera titulada y miembro de la facultad en el Programa de Residencia en Medicina Familiar (Family Medicine Residency Program) del Hospital Providence Milwaukie. “El curso aumenta la conciencia y trata los temas médicos para que los doctores puedan sentir que están informados e puedan indicar a las familias en riesgo los valiosos recursos de la comunidad”.

El curso de cinco módulos (Inseguridad alimentaria en la niñez: impacto, detección e intervención de la salud) fue desarrollado en el 2008 por la Iniciativa sobre el hambre en la niñez (Childhood Hunger Initiative) de Oregon, con representantes del Banco de alimentos de Oregon, Kaiser Permanente, la Universidad de salud y ciencias de Oregon, el Servicio de extensión de la OSU, el Grupo de Trabajo de Oregon para Ayuda contra el Hambre y la División de Salud Pública del estado.

Los profesionales de la salud aprenden a hacer preguntas sensibles relacionadas con la inseguridad alimentaria para poder proveer a sus pacientes con intervenciones adecuadas y acceso a los recursos alimentarios y a los trabajadores sociales calificados. Navarre fue uno de los tantos expertos que revisaron el curso en línea en su etapa de desarrollo, e instantáneamente lo incluyó como requisito para todos los residentes de primer año en la capacitación de especialidad en medicina familiar de tres años en Providence Milwaukie.

Desde entonces, dice, el hambre en la niñez se ha tratado de una manera mucho más eficaz luego de “años de no tener importancia para nadie”.

“Vemos niños que son enviados a la clínica desde la escuela porque tienen problemas de conducta, y se les pregunta sobre trastornos en el aprendizaje”, dice Navarre. “Hacer una pregunta estándar de revisión médica (inseguridad alimentaria) es una pieza del rompecabezas, porque a los niños que tienen hambre no les suele ir bien en la escuela. Es difícil concentrarse y prestar atención si tienes hambre. Tenemos que luchar contra eso”.

Por otro lado, la lucha nunca ha sido más relevante. A fines de agosto, Feeding America, una organización nacional de banco de alimentos con base en Chicago, publicó su estudio “Map the Meal Gap” (“Acotar la brecha alimentaria”), el cual demostró que Oregon tenía el índice más alto de inseguridad alimentaria en la niñez de todo el país. El estudio reveló que un asombroso 29,2 por ciento de los niños del estado tienen un acceso irregular a los alimentos nutritivamente adecuados o seguros.

Esa es una noticia desconcertante para Anne Hoisington, especialista en educación alimentaria de la Universidad Estatal de Oregon (OSU) y una de las creadoras del curso Inseguridad alimentaria en la niñez. Pero ella encuentra motivos para ser optimistas: Los registrados de casi 40 estados han realizado el curso desde su comienzo, colocando el tema en primer plano y proporcionando a los profesionales los conocimientos necesarios para aumentar la seguridad alimentaria entre los niños.

“Una vez que la gente complete el curso, se sentirán inspirados para realizar cambios en sus prácticas. Eso es evidente a partir de los comentarios que hemos recibido” dice Hoisington. “Y debido a la cantidad de interés en el curso, hemos recibido fondos adicionales de la gobernación para crear juegos de herramientas a fin de que los proveedores tengan más materiales a mano”.

“Al final, ayudará a nuestros pacientes a tener una vida más sana”.

Y West y sus dos hijos son la prueba de que funciona.

“Es mi responsabilidad cuidar a mis hijos, pero no sabía qué otras opciones tenía”, dice West. “Necesitaba ayuda, y ellos me indicaron la dirección correcta. No puedo agradecerles lo suficiente”.

El curso de Ecampus de la OSU está financiado por el Departamento de Servicios Humanos de Oregon, la Universidad de salud y ciencias de Oregon (OHSU), el Servicio de extensión de la OSU, el Banco de alimentos de Oregon y los Sistemas de salud de Providence.

Recursos de inseguridad alimentaria

Banco de alimentos de Oregon

Feeding America

Socios para un Oregon sin hambre

Programa de Asistencia de Nutrición Suplementaria (SNAP)